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Perspectivas: Cómo un miembro de Ohio regresó al hogar

Linda Sanchez_1297 Linda Sánchez retratada a la izquierda alistándose para su bautismo.

Linda Sánchez se bautizó recientemente en la iglesia East Cleveland Spanish de Ohio Conference. A continuación su testimonio:

“Crecí en la iglesia Adventista del Séptimo Día y asistí a la escuela primaria Adventista. Sin embargo, cuando tenía unos quince años, no quise ir más a la iglesia. Quería salir con mis amigos. Pensé que el mundo era más emocionante. Crecí y tuve tres hijos—todos fuera del matrimonio. Era madre soltera y los crié como mejor pude. Aún en mis años de obstinación, sabía que Dios siempre me amaba y nunca me había abandonado.

Durante esos años, me fui y volví, entraba y salía de la iglesia, tratando de llenar el vacío que tenía en mi corazón. En muchas ocasiones el Señor puso gente en mi camino pero nunca escuché; nunca quise obedecer. Aunque en lo profundo de mi corazón sabía que la respuesta a mis problemas era Dios, por una que otra razón, siempre corrí en dirección opuesta. En el 2013, mi vida fue a un lugar muy oscuro cuando perdí a mis dos hijos en el mundo en maneras que nunca hubiera imaginado. Estando en este punto más bajo de mi vida, sufriendo por mis hijos a causa de sus pecados, mi madre me llamó.

Me dijo que había salido a cenar con una señora que yo conocía de la iglesia adventista. Le pedí a mi madre que averiguara si los días y los horarios eran tal como los recordaba, y me dijo que sí. El próximo miércoles, me vestí y fui a la iglesia. Con gran tristeza en mi corazón y completamente destruida por las consecuencias de mis pecados, le entregué mi corazón al Señor.

Le agradezco a Dios por colocarme en una hermosa y acogedora familia de iglesia. También agradezco a Carmen Espinosa. Ella es mi mentora. Me ha tomado bajo su cuidado y me enseña y guía en los caminos de Dios. Carmen es una verdadera discípula de Dios y el Señor la ha usado de muchas maneras en mi vida. También estoy inmensamente agradecida por nuestro maravilloso pastor Peter Simpson, quien junto con Carmen, me guía en los hermosos pasos del Señor.

Cuando regresé a la iglesia, se me enseño cómo ser una discípula del Señor y compartir la Palabra con otros. He crecido amando al Señor más y más y utilizando las herramientas que poseía para difundir su palabra. Me emociona hablarle a otros acerca de cuán real ha sido la transformación de mi vida. Quería que otros conocieran al Señor y lo amaran al igual que yo.

A finales de abril, tuvimos una campaña evangelística en nuestra iglesia. Invité a 16 personas para que asistieran y oré fervientemente por las que yo había invitado y por los que habían sido invitados por otros. Oré que si pudiese trabajar para el Señor y ver aunque fuese una persona entregar su vida a Dios, estaría feliz. El resultado final fue que de las 16 personas que invité, cinco asistieron. Al final de la hermosa semana llena de la presencia de Dios, fui bautizada juntamente con dos de mis hermanas y dos amigas queridas de mi familia. Realmente fue el mejor momento de mi vida y la mejor decisión que jamás he tomado. Solía beber y fumar y siempre salir en busca de diversión. Pero Dios me transformó; me alejó de todo eso. Finalmente tengo la paz y el amor en mi corazón que necesitaba. El vacío que había sentido por tanto tiempo al fin se llenó”.

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