Connecting Columbia Union Seventh-day Adventists

Publicación del libro: Vida Sana con Jesús

Entrevista de Taashi Rowe

Mayra Guillen Mayra Guillen

Mayra Guillén, miembro de la iglesia hispana de Glenn Dale, Md., en Chesapeake Conference, recientemente publicó su primer libro, Vida Sana con Jesús. Luego de llegar a los Estados Unidos a los 17 años de edad, Guillén se sentía sola y vacía hasta que se mudó con Dimas y Sofía Romero y comenzó a estudiar la Biblia. Con el tiempo, comenzó a asistir a la iglesia y a ganar almas para el reino de los cielos. A continuación, Guillén cuenta cómo nació su interés por la salud.

P: ¿Cuándo te diste cuenta que algo no estaba bien?

R: Comencé a sentirme sin energías y somnolienta. Todo lo que comía me sentaba mal y mi estómago comenzó a agrandarse. A comienzos del año 2007, todo mi cuerpo estaba adormecido, mis piernas y brazos estaban inmovilizados, aunque sí podía respirar. Acudí a un médico y me realizaron estudios. Los resultados revelaron que tenía gastritis y la bacteria H. pylori. Incluso luego de tomar todos los medicamento que me indicaron, continuaba sintiéndome mal. A fines de ese mismo año, decidí ir a Nicaragua y me dijeron que tenía gastritis crónica, células cancerígenas y que la pared del estómago estaba desgastada. Tenía tumores en el estómago y en el colon.

P: Debes haber estado muy asustada. ¿Qué hiciste luego?

R: ¡Era mucha información para procesar! En medio del inmenso dolor, algo en mi ser me decía que debía confiar y no desesperar. Comencé a decirle a Dios: “Señor, no me dejes. Se mi médico, mi sanador, mi redentor”. Y el Señor me dijo: “Haré de ti mi testigo y contarás las maravillas que he hecho en tu vida”.

P: ¿Qué hiciste luego para combatir la enfermedad?

R: Comencé con el tratamiento médico convencional que me recetó mi médico en Nicaragua. Luego de dos meses, regresé a los Estados Unidos  para estar con mi esposo y mis hijos. Busqué una segunda opinión y me dijeron que el cáncer estaba expandíendose.

P: ¿Cuál fue el momento decisivo para ti?

R: Una noche, cuando estaba en casa, sentí un intenso dolor de cabeza y de repente, no pude respirar. Mi esposo me llevó al hospital y me internaron. Me realizaron estudios y descubrieron que casi sufrí de una hemorragia cerebral a causa del estómago. Debían operar de inmediato para retirar el estómago y colocar un tubo. Me advirtieron que la cirugía era muy riesgosa y que no podían asegurar que fuera exitosa. Luego de escuchar estas palabras, sentí miedo y preocupación, pero al mismo tiempo, confiaba en Jesús más que nunca. En ese momento, comencé a orar y suplicar a Dios que me diera Sus fuerzas.

P: ¿Te practicaron la cirugía?

R: Sentía que mi vida estaba por terminar cuando de repente, sentí que alguien me tocó el brazo y estuché una voz que decía: “Estoy aquí contigo. Levántate”. Levanté la vista y en ese preciso momento, llamé a las enfermeras y les solicité que me dieran el alta, porque no me iba a practicar esa cirugía. Esto ocurrió a las 2 p.m., y le dije al médico: “Yo sé que mi Redentor vive y Él me salvará. Él es mi médico celestial”. En ese momento, llamé a mi esposo y le pedí que me llevara a casa.

P: Algunas personas dirían que fue una locura dejar el hospital. ¿Qué hiciste luego?

A: Al día siguiente, me comuniqué rápidamente con mis pastores para contarles sobre mi dolor, mi enfermedad y les pedí que me ayudaran con sus oraciones y a través del programa de radio “Waves of Hope”. Mi fe permanecía en el Señor Jesús. Un domingo, mientras me preparaba para un grupo pequeño en mi casa, conocí a una hermana dominicana. Ella no tenía planeado asistir al grupo pequeño, pero lo hizo, y me dijo: “Mi Dios me ha enviado. Debo realizar una llamada telefónica”. Inmediatamente, se puso en contacto con un hermano en Virginia que a su vez se contactó con un médico holístico adventista del séptimo día en Nueva York. Dos días después, tuve una cita con él.

Todavía tenía la esperanza de que me dijera que todo era una mentira, pero me entregó los mismos resultados. Rompí en llanto. Para mi sorpresa, el médico me miró y me dio una gran esperanza basada en Jesús y en mi obediencia a las órdenes del médico. Debía dejar de trabajar de inmediato (algo muy difícil de hacer). El médico me recomendó que fuera a un centro holístico llamado Campo Real en República Dominicana.

P: Eso suena caro.

R: Yo no tenía dinero para realizar el viaje, pero Dios proveyó de manera sobrenatural a través de mis hermanos y hermanas en Cristo, los pastores José Espósito Jr., Fausto Salazar, José Barrientos, el ministerio hispano y buenos amigos. De esa manera pude viajar enseguida y fui admitida en el centro holístico. En ese momento, lo más duro fue dejar a mi hijo mayor solo durante algunos meses.

P: ¿Qué sucedió cuando llegaste?

R: Cuando llegué a Campo Real con mi esposo y mi bebé, enseguida me di cuenta que adoraban a Dios todo el tiempo. Tenían una confianza y una fe plena en Dios. Poco a poco, comencé mi rutina. Había servicios en la mañana y en la tarde todos los días de la semana. Me acostaba temprano, a las 7 p.m. y me levantaba a las 6 a.m. Comencé a realizar el tratamiento que incluía siete tipos diferentes de terapias y nuevos hábitos de vida. Tuve que cambiar completamente mi estilo de vida y la manera de alimentarme. Sumado a estos cambios, tuve que creer en Jesús y obedecerlo. Era necesario orar, tener fe, meditar en Dios y reconocer la gracia de Dios que me rodeaba siempre.

P: ¡Es evidente que los tratamientos fueron exitosos!

R: Sí. Finalmente regresé a casa luego de tres meses de tratamiento. Fui a ver al médico para ver los resultados del tratamiento. El médico me dijo que ya no tenía cáncer. ¡No lo podía creer! El esófago había sanado y aceptaba todo lo que comía. El colon estaba limpio, el hígado había regresado a la normalidad y los riñones estaban bien… ¡Solo podía agradecer a Dios! En ese momento, renové mi pacto con Él y le dije: “Aquí estoy. ¡Envíame a mí!”.

Para conocer más acerca del ministerio de Guillén y obtener una copia de su libro, escribe a: Ebelyn12142002@gmail.com.

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