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‘Jesús lo Pagó Todo, Todo a él se lo Debo’

Historia de Karen Senecal

Sacrificio. Es una palabra pasada de moda y, a veces, se convierte en un concepto anticuado. Nuestro mundo moderno nos bombardea con formas de gastar nuestro tiempo y dinero en nosotros mismos. Obtener más y tener más consume más tiempo y energía. Pero Dios nos llama a entregarnos a Él, sacrificar nuestras necesidades y ponerlo a Él en primer lugar.

¿Por qué Dios nos pediría sacrificios? Si realmente nos ama, ¿no querría que tuviéramos todo lo que queremos? ¿Más en lugar de menos? Solo hay una respuesta a estas preguntas. Se encuentra en las palabras del amado himno antiguo, “Jesús lo pagó todo”. La magnitud del sacrificio hecho por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nunca se puede medir. Al pen- sar en el tremendo sacrificio que El hizo por nosotros, nuestra respuesta solo puede ser rendirnos completa- mente y sacrificar todo lo que tenemos.

Contemplar este gran sacrificio cambia la vida. A medida que pasemos tiempo cada día pensando en lo que se nos dio y para cada uno de nosotros, seremos transformados, felices de sacrificar cualquier cosa que tengamos para acercarnos más a Dios.

La parte más asombrosa del plan de Dios es que no tenemos nada sin Sus dones. Pero cuando nos entregamos a Él, Él nos da mucho más. Si le sacrifi- camos nuestro tiempo y dinero, Él nos dará más de lo que podemos imaginar. Nuestro gozo será abundante, nuestras vidas serán transformadas y nuestras espe- ranzas se cumplirán. Sacrificarlo todo a Él le permite darnos más y más. Comprometámonos a sacrificarlo todo al Dios que nos ama más de lo que podemos imaginar y que espera ansiosamente darnos todo lo que deseamos.

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