Connecting Columbia Union Seventh-day Adventists

Enfrentando la epidemia de la soledad

Historia de Terry Forde, president and CEO of Adventist HealthCare
 
Las palabras saltaron de la página del artículo que estaba leyendo como si fuese una llama: «Vivimos en la era más conectada tecnológicamente en la historia de la civilización, pero la tasa de soledad va en aumento» (Ex Cirujano General Vivek Murthy, Forbes, 17 de octubre de 2017).
 
El Cirujano General Murthy está tan persuadido del impacto de la soledad en nuestra salud y nuestro trabajo que lo describe como la «epidemia de la soledad», palabras duras de parte de un oficial de salud con una perspectiva muy especial acerca de los factores y puntos que impactan a la salud pública.
 
«La soledad y las conexiones sociales débiles están asociadas con una reducción en la longevidad de la vida similar a lo que sucede al fumar 15 cigarrillos diarios y todavía mayor que lo asociado con la obesidad. La soledad está también asociada con un mayor riesgo a las enfermedades cardiovasculares, la demencia, la depresión y la ansiedad. En el trabajo, la soledad disminuye el desempeño, limita la creatividad y debilita otros aspectos de función ejecutiva como el razonamiento y la toma de decisiones. Para nuestra salud y nuestro trabajo, es imperativo que rápidamente hagamos frente a la epidemia de la soledad».
 
Si bien las investigaciones científicas están lejos de ser unánimes en que la soledad haya llegado a proporciones epidémicas, el ignorarla es un riesgo que no podemos tomar. ¿Es la soledad y el aislamiento un factor en tu vida y en tu trabajo? ¿Cómo podemos combatir una epidemia de soledad? Permíteme sugerir tres cosas que, si bien no son exhaustivas, podrían tener un efecto positivo.
 
Primero —sé abierto a quienes te rodean que podrían sentirse solitarios. Eso podría significar detalles como un enfoque más incluyente en los recesos o las comidas durante la semana, una actitud receptiva a comprender las culturas y las perspectivas de los individuos en tu grupo y una renovada conciencia para escuchar las voces de los individuos en tu grupo de trabajo quienes podrían haber sido ignorados o aislados. Pregúntate: ¿Cómo nos conectamos realmente unos con otros en la rutina diaria?
 
Segundo —procura fortalecer el sentido de una misión compartida con tus colegas. Se requiere de todos nosotros para llevar a cabo nuestra misión. Cada uno de nosotros está comprometido en una tarea significativa y vital —el papel de cada uno es importante. ¿Qué podemos hacer para crear una cultura que sea reconocida y afirmada? ¿Cómo podemos apreciar nuestra labor en conjunto, nuestras contribuciones individuales y nuestra misión común? Podría parecer algo forzado la primera vez que se presente esa pregunta en un grupo, pero una vez que la pregunta se ha propuesto y está bajo consideración, algunas murallas que llevan al aislamiento y la soledad empezarán a derrumbarse.
 
Y, tercero —ten presente el balance entre el trabajo y la vida. Si bien el trabajo requiere una buena cantidad de nuestro tiempo y viene con grandes demandas de energía y enfoque, no lo es todo. Tu familia es importante. Lo que amas fuera de tu trabajo es importante. Tu religión es importante y tus blancos en general y la misión de tu propia vida son importantes. El balance es la clave de tu efectividad, el éxito a largo plazo y una buena salud.
 
Podría sonar como un cliché, pero ten presente: no estás solo. En Adventist HealthCare, la salud de los miembros de nuestro equipo es tan importante para nosotros como la salud de las personas a las que atendemos. Ser un lugar de sanidad significa reconocer que nuestra salud física y mental es también parte de nuestra misión —que la salud empieza con nuestras vidas y nuestras necesidades individuales.

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