Una miembro de Atlantic City escucha una “Voz” diferente

Artículo de Cristina Macena

Publicado 08/01/2014

Alesandra Fernandez tuvo que tomar una decisión difícil: guardar el sábado o ser famosa.

Alesandra Fernandez recuerda el día cuando recibió la notificación para participar en la audición del programa de televisión The Voice (La Voz). Para la joven de 17 años de edad, miembro de la iglesia de Atlantic City en New Jersey Conference, esto significaba que estaba un paso más cerca de cumplir su sueño. Siempre le había gustado la música y el canto, y al crecer, lo hacía con los niños de la iglesia. Pero cantar con los niños no era suficiente para ella. Observaba a los miembros del ministerio Arize cantar en la iglesia y anhelaba participar. A los 12 años, se unió al grupo y se convirtió en la miembro más joven del grupo.

Participar en la audición de The Voice (La Voz) era su oportunidad de cantar en vivo ante millones de personas en televisión y, probablemente, de conseguir un contrato de grabación. Sin embargo, cuando estaba coordinando el horario de la audición en la ciudad de Nueva York, se dio cuenta que sería en sábado. Su corazón se derrumbó. Lo primero que recordó fue el mandamiento de Dios de santificar el día sábado (Éxodo 20:8-11, Isaías 58:13-14). Consideró varias razones para continuar con la audición. Pensó que podría ir a la iglesia a la mañana y retirarse alrededor de las 11:30 a.m. para ir a la audición. Incluso razonó: “puedo participar en la audición con la canción ‘Amazing Grace’ de Chris Tomlin y estaría alabando a Dios y participando en la audición”.

Practicó toda la noche. Sus amigos le rogaron que asistiera, le dijeron que no debía perder esa oportunidad porque nunca más la tendría. Algunos le dijeron que, si participaba, sería popular en la escuela.

Antes de acostarse esa noche, oró a Dios nuevamente y, luego de orar, le dijo a su madre que no podía hacerlo. A la mañana siguiente, mientras miles de personas participaban de la audición, Fernandez asistió a la iglesia y permaneció allí durante todo el servicio.

Recordó el texto bíblico: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). Dijo, “no cambiaría una vida eterna con Dios por algunos días de fama. Si no puedo complacer a Dios con lo que hago, entonces no lo quiero hacer”.

Click here to read this article in article in English.